Me abro paso por las calles empedradas de la ciudad, la suave brisa acaricia mi rostro envolviéndome con el inconfundible aroma del tabaco y el café...
Me apresuro con un paso firme y seguro mientras siento el vestido moverse con gracia a mi alrededor, el sonido de los tacones resuena en el pavimento y las cadenas de mi collar tintinean con suavidad mientras me ajusto el abrigo de corte masculino, sintiéndome lista para cualquier desafío.
A lo lejos, las luces de neón destellan en la oscuridad creando una atmósfera misteriosa y seductora, la ciudad de los años 40 cobra vida en cada rincón. Siento una ráfaga de emoción y anticipación corriendo por mis venas, lista para enfrentar los desafíos que se presenten en mi camino. Observo a mi alrededor con una mezcla de confianza y cautela… Sonrío, sabiendo que tras esta fachada de brillo y glamour se esconden secretos y verdades ocultos por descubrir…
Ana Herrera
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